Osvaldo tenía 19 años y trabajaba como repartidor de comida en un negocio cercano a su casa, todos sus ingresos los destinaba a pagar sus clases en una escuela de computación donde se preparaba para tener un mejor empleo con el paso de los años.
Aquella tarde su jefa le dijo que debía ir a llevar una entrega y le indicó la dirección; cuando la vio supo que se trataba de una casa ubicada al otro lado del fraccionamiento, tenía que recorrer en su bicicleta varias calles, recordó que bajo el parque deportivo había un enorme túnel de desagüe que conectaba ambos extremos de la colonia; así que decidió atravesarlo y así ahorrar tiempo, cuando salió del negocio, una lluvia comenzó a caer, así que pedaleo con más fuerza para llegar más rápido; la tormenta de pronto se volvió más y más violenta, con rayos y truenos.
Al llegar al parque se apresuró a toda prisa y justo al entrar al túnel una fuerte centella iluminó por completo el cielo, cayendo el rayo a mitad del parque, lo cual hizo que el suelo se cimbraba por el impacto del mismo. Osvaldo aunque sorprendido por la inesperada tormenta avanzó y al salir del túnel aquel, cuya longitud abarcaba tan sólo el ancho de dos calles, se percató que la tormenta había terminado por completo.
El cielo estaba completamente despejado con el sol brillante, no podía creerlo, la tormenta había cesado tras escuchar aquel rayo. Se dirigió a la dirección, al llegar tocó la puerta, una persona salió y le preguntó que qué era lo que se lo ofrecía, Osvaldo le dio la comida y le indico que iba a entregar un pedido de comida que habían realizado; la mujer dijo que nadie había solicitado comida, que debía tratarse de un error; él insistió y dijo que la llamada la había realizado Rosa López, que había ordenado 3 hamburguesas y 3 ordenes de papas.
Ella dijo que sí que ese era su nombre pero de nueva cuenta negó haber realizado dicho llamada, de pronto lo miró fijamente y le preguntó su nombre, Osvaldo se identificó y le dijo que era el repartidor de las hamburguesas; la mujer comenzó a llorar y le dijo entre lágrimas que no lo podía creer, le pidió que pasara; sin embargo Osvaldo desconcertado respondió que no podía pasar, que debía regresar a trabajar.
La mujer se lo suplicó y le dijo que tenía algo que debía decirle, al entrar, la mujer llamó a su hija, Osvaldo se sentó en la sala, la chica bajó por las escaleras y al verlo su rostro también era de asombro y desconcierto. La joven le mostró en una tablet varias fotos y carteles de él donde se le reportaba como desaparecido y toda la sociedad lo buscaba.
Osvaldo le dijo que seguramente era un error, la chica le dijo que no, que su familia y todos en el barrio lo habían buscado desde que desapareció; Su búsqueda había sido muy intensa en medios de comunicación, que las fotos y carteles de búsqueda se había vuelto virales y que todo mundo se había consternado por su desaparición porque sabían que trabajaba para pagar su escuela de informática.
Rosa sin poder evitar las lágrimas le dijo que ella había realizado la llamada para pedir las hamburguesas pero que eso lo había hecho en el año 2010, y que nunca llegó la comida, que con el tiempo se enteraron de la desaparición del repartidor, que algunos chicos que estaban jugando en el parque lo vieron, pero como la lluvia se intensificó corrieron a sus casas, pero antes afirmaban haberlo visto entrar en el túnel de desagüe; por lo que la policía decía que tal vez una corriente de agua se lo había llevado.
Osvaldo preguntó qué en qué año estaban, la hija de Rosa le dijo que era el año 2020, que desde su desaparición hasta ese día había transcurrido una década. Él dijo que debía ir a su casa, buscar a su familia; explicarles que estaba vivo; salió corriendo, tomó su bicicleta y se fue en ella a toda velocidad con destino a su casa, al llegar a su domicilio abrió la puerta y encontró todo cambiado sin embargo vio que sus fotos se mantenían en el mismo lugar; de las escaleras bajó un hombre mayor quien al verlo soltó el vaso que llevaba en sus manos, se reconocieron de inmediato él entendió que era su padre, aunque también era evidente que había envejecido.
El hombre lloró abrazándose a Osvaldo, quien le preguntó por su madre, el señor respondió que ella ya había muerto y que lo había hecho sin perder la esperanza de que algún día Osvaldo volvería a entrar por esa puerta.
Nunca nadie pudo explicarse cómo fue que Osvaldo viajó 10 años en el tiempo, década en la que para él, representó tan solo el transcurso de un túnel de desagüe, mientras que para el resto del mundo el tiempo avanzó sin detenerse.
0 Comentarios