Hace algunos días mi papá me contó que cuando era muy chico su papá, es decir mi abuelo se encontró de frente con el diablo. Mi familia viene de un rancho de Tamaulipas, estado que se encuentra ubicado al norte de México; mi papá me dice que cuando niño en la comunidad donde vivían falleció una mujer, durante toda la noche la estuvieron velando sus familiares y vecinos, entre las personas del lugar se decía que aquella anciana había muerto víctima de una brujería que alguien le habría hecho, y que debido a ese embrujó había perdido la vida.
Mi papá recuerda que cuando cayó la noche la señora se encontraba tendida en su lecho pues así era como se acostumbraba realizar los velorios en el lugar; dice que una mujer que se encontraba dentro de la habitación comenzó a hablar aparentemente sola, que daba las buenas noches y el pésame a varias personas, pero desde afuera veía entre penumbras que no había nadie más; después solo escucharon que la mujer comenzó a rezar el rosario frente al cuerpo yerto de aquella anciana; aunque todos las escucharon, nadie dijo nada, de pronto las personas que se encontraban en el patio de aquella vivienda rural vieron salir del cuarto a un enorme perro negro, mismo se perdió entre la oscuridad de la noche, pues aquel lugar en aquellos años carecía de energía eléctrica, por lo que solo se iluminaban con la luz de los quinqués y de la misma luna.
A mi papá como a toda la gente les pareció curioso ver que de la habitación donde se encontraba el cuerpo de la finada saliera aquel animal, el cual por cierto no habían visto nunca antes en el rancho, y tampoco nadie lo reconoció como de su propiedad; mi papá en aquella época tenía poco más de 10 años; sin embargo, dice recordar todo con claridad; afirma que el animal se perdió entre la penumbra y con dirección a su casa, por lo que cuando dijo que ya se iría a dormir, las señoras del velorio le dijeron que se esperara a que se fuera aquel perro negro, pues podría atacarlo al ser desconocido; le ofrecieron café y así dejó pasar varios minutos, hasta que finalmente se fue.
Al llegar a su casa se encontró a mi abuelo en el patio de la vivienda, me dice que lo vio armado con un machete y que le preguntó que por qué estaba armado y en mitad del patio; por lo que mi abuelo le respondió que acababa de ver al diablo, mi papá recuerda que pensó que seguramente estaba borracho, pues en los velorios se acostumbraba dar vino a los señores que acompañaban a los deudos.
Mi abuelo le respondió a mi papá lo siguiente:
“Me recosté en el catre, pero en eso vi que venía acercándose alguien, vi que la sombra se metió hasta adentro del solar, me levanté y le dije a quién buscaba, en eso se quito el sombrero y me dijo que venía por mí, le vi la cara, y vi que era el diablo, por eso saqué el machete que tenía debajo del catre, cuando salí a enfrentarlo lo vi como se fue borrando en la nada; me acordé que todavía no te venías del velorio, por eso me quede aquí esperando que regresaras”.
Mi papá le contó lo del perro que salió del cuarto donde velaban a la difunta, que a aquel animal nadie lo reconoció y que les dio mucha desconfianza; razón por la cual mi abuelo pensó que ese animal era en realidad el diablo y que cuando se perdió en la noche en forma de perro fue cuando llegó a la casa tomando ya la forma del diablo, pues mi papá siempre aseguró que él le había visto la cara y que era el rostro del diablo.
Tras pasar varios días del velorio y sepelio de la vecina, se enteraron que la mujer que hablaba sola en el cuarto con la fallecida dijo había visto que en la habitación entraron muchas personas, por lo que pensó que era la familia de la finada que venía de otra ciudad y a quienes ella no conocía; por ello comenzó a hablarles, saludándoles y dándoles el pésame; que después de eso comenzó a rezar y que pensó que se habían molestado, pues uno a uno fueron abandonando la habitación, donde al final la dejaron rezando sola.
Esa situación hace pensar a mi papá que aquella personas que la mujer vio y que después se retiraron al oír el rosario eran en realidad presencias malignas, las cuales todos vieron en forma de aquel perro negro; y que posteriormente su papá, mi abuelo vio llegar en forma de un hombre, el cual tenía el rostro del diablo.
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