RELATOS DE TERROR
BRAULIO GUARDIOLA (ESPECIAL DÍA DE MUERTOS)
Ese dos de noviembre Fernanda instalaba el altar de muertos que cada año hacía para sus fieles difuntos, en esa ocasión se encontraba de visita su sobrina Margarita, quien le ayudaba en la colocación de la ofrenda.
Margarita reconocía perfectamente a todos sus familiares, los cuales aparecían en las fotos que su tía tenía en una caja de cartón, por ello, cuando vio la foto de aquel atractivo caballero pensó que debía tratarse de algún viejo enamorado de Fernanda.
Movida por la curiosidad, le preguntó a su tía sobre el hombre del retrato, ella tomó la foto y le dijo que su nombre era Braulio Guardiola
La joven, colocó las últimas fotos sobre el altar y se sentó frente al mismo, mirando la imagen de Braulio con demasiada atención. Fernanda notó la curiosidad de su sobrina, por lo que después de encender algunas veladoras le dijo que a pesar de muerto aquel hombre no perdía su malévolo encanto.
Margarita se sonrojó y le preguntó que por qué decía malévolo encanto, a lo que su tía contestó que la vida de Braulio Guardiola estaba marcada por la tragedia, misma que se había desatado después hacer un pacto con el diablo.
La joven que no tenía ni 20 años le cuestionó que cómo podía creer esas historias, que se trataban solamente de cuentos alimentados por la ignorancia de la gente y el folclore propio de cada ciudad.
Fernanda respondió que ojalá y todo fueran mitos, pero que desafortunadamente la historia era completamente real, que ella lo había conocido y que lo incluía en el altar de muertos con la esperanza de que al fin pudiera descansar en paz.
«Mira hija, los muertos vienen esta noche, es la única oportunidad que tenemos de volver a encontrarnos, por ello les hacemos esta ofrenda, esta botella de mezcal es para él, aunque siempre que la dejó en el altar me pregunto si haré bien en ponerla, pues fue precisamente el mezcal lo que lo llevó a su trágico final».
Margarita intrigada por la forma tan vívida en que su tía contaba la historia le pidió que le contase más, por lo que Fernanda continuó con su relato.
«Braulio había perdido a sus padres cuando unos maleantes los emboscaron en el camino a su rancho, él era muy niño, tenía apenas 12 años, así que se educó bajo la tutela de su medio hermano Miguel, que era conocido por todos gracias a sus escándalos y borracheras, Braulio se volvió un muchacho huraño, se la pasaba en la sierra mientras que Miguel se encargó de malgastar lo que el padre de Braulio había dejado. Un día ya no se volvió a saber nada de él, ni de sus pleitos en las cantinas, ni sus deudas de juego».
Fernanda hizo una pausa y tomó la foto de Braulio, miró a Margarita y continuó diciendo:
«Casi a la par de la misteriosa desaparición de Miguel, Braulio comenzó a ser visto con mayor frecuencia en el pueblo, ya los años habían pasado, no quedaba nada de aquel joven ermitaño, ahora era un hombre apuesto, poseía un extraño atractivo que nadie más tenía, solía siempre esperar afuera de la parroquia para abordar a las muchachas casaderas de la época, se decía además que su presencia era recurrente en las casas non santas del pueblo; se volvió un verdadero seductor, lo más extraño fue que ningún padre de familia le exigía ninguna clase de respeto al honor de su hija; los esposos engañados tampoco buscaron lavar la mancha en su honra; así fue creciendo su fama, hasta que una noche en mitad de una borrachera de cantina, él contó que había hecho un trato con el demonio»
Margarita con un gesto de incredulidad la interrumpió diciendo que si le había vendido su alma, pero Fernanda respondió que no, que algo mucho peor, que a cambio de riquezas y venganza él debía sembrar el pecado en el pueblo, la maldad debía encontrar raíz entre los lugareños, por ello su viva estampa se volvió el reflejo de lo impuro, mientras más popular era, más dinero tenía, pero también llevaba con él la desgracia.
«Las familias que se cruzaron en su camino vivieron de cerca todas las calamidades que puedas imaginar, sus reses morían, sus cosechas no se lograban. Todo aquello que Braulio tocó se volvió maldito. Esa fotografía se la tomaron una vez en la plaza, un fotógrafo que llegó a la feria del pueblo, les tomó fotos a todos los que veía en más bancas»
Margarita cuestionó entonces que si Braulio era tan malo por qué nadie hacía nada, a lo que su tía respondió que la muerte llegó a Braulio de la forma menos esperada, una tos cualquiera terminó por complicarse hasta convertirse en una pulmonía que lo llevó a la muerte después de una semana de agonía.
«En sus últimos días nadie se atrevía a visitarlo, sólo papá y yo lo vimos en su lecho de muerte, él le confesó a tu abuelo todo lo que te he dicho, antes de morir se arrepintió de su pacto satánico, nos dijo además que a su medio hermano Miguel lo había asesinado y descuartizado pues una noche en que se emborrachó con mezcal le reveló que él había planeado la emboscada para matar a sus padres, ya que quería la fortuna de los Guardiola y odiaba a su madre por haber engañado a su padre».
Margarita se encontraba sumamente intrigada por la historia, su actitud de incredulidad había cambiado a un gesto de total atención al relato de su tía Fernanda quien prosiguió diciendo, que cuando Miguel se quedó dormido por el efecto del mezcal el maligno se había materializado, ofreciéndole un atractivo trato a Braulio, pacto que ambos sellaron con la muerte y desmembramiento de Miguel.
Fernanda le explicó a su sobrina que esa era toda la historia de Braulio Guardiola y que si no hubiera sido por el mezcal que Miguel tomó en exceso, este no le hubiese contado a su hermano la verdad y sus destinos hubiesen sido muy diferentes, que por ello cada año en el altar de muertos ella colocaba esa foto esperando que el alma de aquel pudiese librarse del pacto satánico, Margarita preguntó que qué había ocurrido con aquella propiedad y todos los bienes de los Guardiola, a lo que la mujer respondió que todo lo había recogido el gobierno y que con el tiempo ahí habían hecho varias dependencias gubernamentales, pero ninguna logró prosperar ya que la sombra de la maldad siempre estuvo presente y jamás logró desterrarse del todo.
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